sábado, 21 de enero de 2012

Hic sunt leones.

El subtítulo del blog responde al infierno de las bibliotecas, aquel lugar donde se colocaban las obras que alteraban el orden, primero del que las leía, luego del resto a base de despertar la herramienta de la insatisfacción humana: la imaginación.
Todo empezó con Taklamakán, un desierto de Asia central, en el Turkestán chino, tiene muchos nombres, el que más me gusta es este, en lengua uigur (turcomano) significa irás y no volverásSin yo saberlo conocía el lugar desde pequeño, la culpa la tiene Michael Ende, siendo un crio me regalaron su primera obra traducida al castellano: Jim Botón y Lucas el maquinista y me llenó la imaginación de lugares y nombres maravillosos, pólvora para la mente infantil; con el tiempo y esa curiosidad descubrí que muchas de esas alusiones fantásticas existían en el mundo real, ¿Sería que había existido en la historia una pléyade de Endes con profesión de geógrafos o descubridores de valles innominados?. Cuando conocí algo de la historia cultural de Alemania, comprobé la importancia que tuvieron en la vida del país las exploraciones geográficas y la literatura de viajes propios y ajenos, creo no errar equiparando el volumen e importancia de los mismos con su más directa competidora: Inglaterra. Ende debió ser un ávido lector en su infancia de las expediciones de Hedin, Von Le coq, Stein, Almasy y tantos otros, asimilándolo todo en su mundo alternativo a la guerra y posguerra que le tocó vivir.
Es un placer encontrar las piedrecitas que Ende dejó en sus escritos en obras sobre viajes, historia, arqueología, geografía..., de algún modo he descubierto hitos que leyó y llamaron su atención lo suficiente para transformarlos y enriquecerlos en sus relatos. Me siento afortunado de haberlos encontrado e identificado, cerrando un círculo. El fruto ya lo dió y continúa en mi. Espero ser digno de saber transmitirlo.
Ahora multiplicad esos estímulos por cien, mil, un millón... y ya tenemos una Vida.

Ambiente.

         


...abrid el concierto...

                  Salmo 81












Freude, schöner Götterfunken
Tochter aus Elysium,
Wir betreten feuertrunken,
Himmlische, dein Heiligtum.
Deine Zauber binden wieder,
Was die Mode streng geteilt;
Alle Menschen werden Brüder,
Wo dein sanfter Flügel weilt.









Deine Zauber binden wieder,
Was die Mode streng geteilt;
Alle Menschen werden Brüder,
Wo dein sanfter Flügel weilt.



           Para mi no es accesorio ni secundario, me refiero al ambiente de trabajo; por supuesto que me gusta el orden y la limpieza, tanto como un amplio espacio del que no dispongo; pero en esta entrada hablo de la música. Recuerdo a muchos encuadernadores con la radio escuchando las noticias pero eso no me va, prefiero la música clásica, va por gustos. En mi caso me ayuda mucho para sentirme a gusto mientras realizo cualquier tarea: escuchar a Bach en manos de Glenn Gould o de Rostropovich o de Yo-Yo Ma, te pone de buen humor, no solo con los CD; teniendo cerca un ordenador, entro en YouTube y selecciono alguna interpretación de larga duración o aquellas que van encadenadas. Vivaldi 2 3 4, Mozart, y, en general, toda la música barroca no deja de sorprenderme. Si puedo encadenar los actos de Figaro, La flauta mágica, El Rapto, Cosi fan tutte o Don Giovanni, me cunde el trabajo que no veas y creo que sale mejor y yo feliz. 

          Voces: las de la Bartoli, la Gheorghiu, la Damrau (la mejor Reina de la noche que yo he vivido) y  Musetta/Arteta (cada uno con su generación). Lo siento pero no consigo que me enamore ni la Netrebko ni Sumi Jo, a las claras se ve que es un fallo mio. Dios era mujer y se encarnó en la Callas, 2 y 3 (queda todo dicho). 

          Voces masculinas ya es más dificil, no tengo divos pero me gustan las de Erwin Schrott, (la primera escena del primer acto de Figaro: Cinque, dieci, venti...del 2006 en la Royal Opera House dejaba a mi hija en extasis), Bryan Terfel, un poco menos Ramón Vargas y, por supuesto, el Pavarotti de los años 70 (recomiendo Nessum Dorma en el 30 aniversario del Lincoln Center), Kraus... por su humanidad, tan fuera de lo común. 

          Directores: Bernstein, Mehta y, por supuesto, Baremboim, al que tuvimos el privilegio de tratar distendidamente en Berlín. 

          Al que entienda, ya habrá percibido un tufillo Pucciniano del que no reniego. 

          Beethoven es alguien con el que me crié y mi casa es la Met y La Fenice. La Scala me trae buenos recuerdos por el mimo que le pusieron Toscanini y la Callas, nada más.

          Como defectos: no me gusta Vittorio Emanuele, Re D´Italia, ni quiero que me entren ganas de invadir Polonia, por mucho que ejerciera de Siegfried en las aguas de mi añorado Canalazzo.

          Una feliz combinación entre lo intemporal y el presente es Swinging Bach  y Die stille vor Bach.

          Cambiando de acordes: el cobre impar de Armstrong me alegra el espíritu y me da ánimos para seguir creyendo en el género humano, junto a las voces de la Fitzgerald, (gracias Susana) y mi Gemela: Billie Holiday y, por encima de su sonrisa de vuelta de todo, el saxo de Parker  2  3  4  5  6  7
¡¡Bebop, always Bebop, Bird!!. Todo ello suena en mis libros. No me olvido de ti, querida Nina  2 ni de, (aunque me voy haciendo viejo), Basie o Miller.

          Otros momentos para la adrenalina los encuentro buscando música The Vietnam age: Nancy Sinatra, Doors, Hendrix ¡¡Un respeto a los clásicos!!  2,  Stones,  Joplin 2  3, 4 etc..., mucha Chaqueta metálica y mucho Good morning Vietnam.




Y sonará la trompeta...

       I Corintios, 15, 52




miércoles, 18 de enero de 2012

Últimas encuadernaciones.


Hace poco un amigo me animo a realizar un libro de firmas, no supone ningún reto pero hacía tiempo que no me las veía con una encuadernación de tamaño folio, concretamente (32 x 24 cm.), recordaba que no me resultaba cómoda, por ejemplo, a la hora de poner las tapas. En este caso use un papel (cartulina de Guarro) de 240 gramos, muy digno para plasmar lindezas varias a estilográfica; opté por una encuadernación en media tela con puntas. la sorpresa consistió en que, a pesar del gramaje y del tamaño, el resultado es muy ligero. Ha quedado muy digno, como decía un amigo de la familia que era la diplomacia personificada.
Por supuesto las guardas de color son Canson y las blancas Torreón de 90 gramos.








Otras encuadernaciones que he terminado, las que están a medio hacer son innumerables como los 
Santos Mártires, son dos cuadernos de notas en papel jaspeado,


















martes, 17 de enero de 2012

Más papel (de Valese).







He encontrado más papeles que guardaba aparte y procedo religiosamente a subir las fotografías.


Que conste que es una pequeña muestra de lo que produce, uno tiene sus debilidades por el empedrado o las espirales, jaspeados sencillitos para encuadernar, pero crea unos ebrus y otros papeles que requieren gran elaboración que quitan er sentío.