...abrid el concierto...
Salmo 81
Para mi no es accesorio ni secundario, me refiero al ambiente de trabajo; por supuesto que me gusta el orden y la limpieza, tanto como un amplio espacio del que no dispongo; pero en esta entrada hablo de la música. Recuerdo a muchos encuadernadores con la radio escuchando las noticias pero eso no me va, prefiero la música clásica, va por gustos. En mi caso me ayuda mucho para sentirme a gusto mientras realizo cualquier tarea: escuchar a Bach en manos de Glenn Gould o de Rostropovich o de Yo-Yo Ma, te pone de buen humor, no solo con los CD; teniendo cerca un ordenador, entro en YouTube y selecciono alguna interpretación de larga duración o aquellas que van encadenadas. Vivaldi 2 3 4, Mozart, y, en general, toda la música barroca no deja de sorprenderme. Si puedo encadenar los actos de Figaro, La flauta mágica, El Rapto, Cosi fan tutte o Don Giovanni, me cunde el trabajo que no veas y creo que sale mejor y yo feliz.
Voces: las de la Bartoli, la Gheorghiu, la Damrau (la mejor Reina de la noche que yo he vivido) y Musetta/Arteta (cada uno con su generación). Lo siento pero no consigo que me enamore ni la Netrebko ni Sumi Jo, a las claras se ve que es un fallo mio. Dios era mujer y se encarnó en la Callas, 2 y 3 (queda todo dicho).
Voces masculinas ya es más dificil, no tengo divos pero me gustan las de Erwin Schrott, (la primera escena del primer acto de Figaro: Cinque, dieci, venti...del 2006 en la Royal Opera House dejaba a mi hija en extasis), Bryan Terfel, un poco menos Ramón Vargas y, por supuesto, el Pavarotti de los años 70 (recomiendo Nessum Dorma en el 30 aniversario del Lincoln Center), Kraus... por su humanidad, tan fuera de lo común.
Directores: Bernstein, Mehta y, por supuesto, Baremboim, al que tuvimos el privilegio de tratar distendidamente en Berlín.
Al que entienda, ya habrá percibido un tufillo Pucciniano del que no reniego.
Beethoven es alguien con el que me crié y mi casa es la Met y La Fenice. La Scala me trae buenos recuerdos por el mimo que le pusieron Toscanini y la Callas, nada más.
Como defectos: no me gusta Vittorio Emanuele, Re D´Italia, ni quiero que me entren ganas de invadir Polonia, por mucho que ejerciera de Siegfried en las aguas de mi añorado Canalazzo.
Una feliz combinación entre lo intemporal y el presente es Swinging Bach y Die stille vor Bach.
Cambiando de acordes: el cobre impar de Armstrong me alegra el espíritu y me da ánimos para seguir creyendo en el género humano, junto a las voces de la Fitzgerald, (gracias Susana) y mi Gemela: Billie Holiday y, por encima de su sonrisa de vuelta de todo, el saxo de Parker 2 3 4 5 6 7
¡¡Bebop, always Bebop, Bird!!. Todo ello suena en mis libros. No me olvido de ti, querida Nina 2 ni de, (aunque me voy haciendo viejo), Basie o Miller.
¡¡Bebop, always Bebop, Bird!!. Todo ello suena en mis libros. No me olvido de ti, querida Nina 2 ni de, (aunque me voy haciendo viejo), Basie o Miller.
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