Los niños poseen el conocimiento en el vientre de su madre, dice el Talmud. El misterio de la vida y del tiempo no tienen secretos para ellos. Pero, cuando ellos vienen al mundo, un ángel posa un dedo sobre sus labios y murmura: Ahora, olvida todo lo que sabes. Tú estás en la Tierra para aprender, compartir y transmitir. Tú estás en la Tierra para preguntar y recibir.
Observa y escucha, lee y escribe.
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